Las legumbres se cultivan desde la antigüedad como fuente de alimentación (guisantes, soya, alfalfa, etc.). También son de interés para mejorar la fertilidad del suelo, sirviendo como una especie pionera en suelos pobres en nitrógeno. El papel beneficioso de una familia de bacterias, los rizobios, se ha descubierto recientemente.
El nitrógeno es un elemento esencial para el desarrollo de las plantas. Es muy abundante en la atmósfera en forma de N2 (dinitrógeno). Sin embargo, las plantas no pueden absorber nitrógeno en forma gaseosa. Solo pueden absorberlo en forma disuelta (nitrato).
Aquí es donde entran las bacterias de tipo rizobio. Estas bacterias fijadoras de nitrógeno son capaces de transformar este dinitrógeno en NO3- (nitrato) o NH4 + (ion amonio) que puede ser asimilado por la planta. Esta transformación consume energía porque el triple enlace N≡N es muy estable. En el caso de la simbiosis rizobiana, la planta es la fuente que aporta la energía necesaria en forma de carbohidratos a partir de la fotosíntesis. Se necesitan no menos de 16 moléculas de ATP para reducir una molécula de N≡N
N2 + 8H+ + 8e- + 16 ATP → 2 NH3 + H2 + 16 ADP
Recientemente se descubrió que se está produciendo un diálogo molecular real entre la raíz y el rizobio. Para estimular el proceso de nodulación, la planta secreta flavonoides en el suelo que son percibidos por el rizobio a través de una proteína reguladora. En respuesta, el rizobio desencadena la expresión de genes que inician el proceso de nodulación.
Fuente: Symbiose rhizobium / légumineuse. un nouveau Sesame (Éric Giraud - Laboratoire des Symbioses Tropicales et Méditerranéennes)