La vibración que observamos en una cuerda de guitarra, luego de pulsarla, es la suma de una infinidad de ondas estacionarias a las que llamamos harmónicos o modos.
La tensión, dada por la clavija de ajuste, y la longitud de la cuerda imponen condiciones de frecuencia y de longitud de onda a las ondas que se desarrollan en ella.
Los 2 extremos de la cuerda definen condiciones de borde que imponen a todo instante un desplazamiento nulo en estos puntos.
Esta simulación permite observar los cuatro primeros armónicos separadamente, lo que no es posible en la realidad.
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La onda estacionaria con la mayor longitud de onda que satisface las condiciones de borde corresponde al primer harmónico.
Se le llama también el fundamental.
Posee 2 nodos de vibración en sus extremos y un solo vientre en su centro, lo que genera esta envolvente abombada característica.
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Su frecuencia de resonancia, llamada f0, depende de la longitud de la cuerda:
Mientras más corta sea ésta, más elevada será su frecuencia y más agudo su sonido.
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El harmónico de rango “n” corresponde a una onda estacionaria con frecuencia n veces la frecuencia fundamental.
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Pero aunque la serie de harmónicos es infinita, sus amplitudes respectivas decrecen muy rápidamente y nuestro oído sólo percibirá los primeros harmónicos, incluyendo el fundamental.