Como sugiere su nombre, un semiconductor es un material cuyas propiedades eléctricas lo clasifican en algún lugar entre los conductores (de corriente eléctrica) y los aislantes.
El silicio (Si) es el semiconductor más utilizado pero existen otros (germanio, arseniuro de galio). En su estado puro (también llamado intrínseco), un bloque de silicio adquiere una estructura cristalina con propiedades eléctricas cercanas a las de un aislante. El valor del semiconductor radica en la posibilidad de potenciarlo, es decir la posibilidad de modificar su conductividad introduciendo un átomo extraño (impureza) en un cristal de silicio.
Un átomo de silicio es tetravalente (4 electrones en su capa de valencia). Completa su capa de valencia para alcanzar los 8 electrones al asociarse con otros 4 átomos de Si formando una estructura cristalina perfecta.
El dopaje de tipo n consiste en agregar una impureza donadora de electrones. Este es el caso si reemplazamos un átomo de silicio (Si) por un átomo pentavalente como el fósforo (P). La física de semiconductores explica que el quinto electrón en la capa de valencia está débilmente unido a su átomo. La adición de un átomo de fósforo genera un ion fijo, P+, y un electrón libre. Por lo tanto, un semiconductor de tipo n es neutro, pero su conductividad acaba de aumentar.
El dopaje tipo p consiste en agregar una impureza aceptora de electrones. Este es el caso si reemplazamos un átomo de silicio (Si) por un átomo trivalente como el boro (B). La física de semiconductores explica que el átomo de boro busca recuperar un electrón. La adición de un átomo de B conduce a un ion B- fijo y un hueco. Un hueco representa una ausencia de electrón. Se puede definir como una partícula de carga positiva -e (e es la carga del electrón). Por lo tanto, un semiconductor de tipo p es neutro, pero su conductividad acaba de aumentar.